Las dietas de los animales lecheros pueden estar contaminadas de forma natural y simultánea por varios hongos que pueden producir diferentes metabolitos tóxicos secundarios, conocidos como micotoxinas.
Varias especies en los géneros, Aspergillus. Fusarium y Penicillium, entre otros, son responsables de la producción de micotoxinas en cereales, forrajes y ensilados para ganado lechero.
Micotoxinas en alimentos
El consumo de alimentos contaminados con micotoxinas puede desencadenar trastornos agudos o crónicos en el ganado lechero. Estos son conocidos como micotoxicosis, que también se observan en otros animales y humanos. En casos agudos, a veces se observan trastornos hormonales, gastrointestinales y renales, así como inmunosupresión.
La ingestión crónica de estas micotoxinas puede inducir casos de cáncer, hepatopatías, mutagenicidad, reducción de la hematopoyesis y fallas severas en los sistemas inmunológico, intestinal, urinario, digestivo, nervioso y reproductivo de los animales. Estas condiciones están asociadas con la ingesta, exposición e interacción con estas toxinas.
Ciertos grupos de micotoxinas, incluidas las aflatoxinas (AF), las fumonisinas (FB) y la zearalenona (ZEN), así como los tricotecenos como el deoxinivalenol (DON) y la toxina T-2, son especialmente importantes en términos de impacto económico en los animales lecheros. La presencia de estas toxinas en las dietas del ganado lechero conduce a una serie de trastornos de salud. Estos se traducen en reducción del volumen y la calidad de la leche, o en la posible excreción de residuos de micotoxinas en la leche.
Ejemplos de toxicidad de micotoxinas
El principal compuesto tóxico de un grupo Afs producido por una cierta especie de Aspergillus tiene un mayor potencial de bioacumulación tóxica en animales lactantes. Además de promover efectos mutagénicos, teratogénicos y cancerígenos. Las vacas lecheras, al consumir alimento contaminado con AFB1, metabolizan esta toxina en el hígado a través del citocromo P450 para producir aflatoxina M1(AFM1), que se excreta y se encuentra comúnmente en la leche.
Los estudios han demostrado que la concentración de AFM1 detectada en la leche aumenta significativamente con la cantidad de AFB1 ingerida. Las tasas de transferencia de AFB1 a AFM1 en la leche de vaca desde el principio hasta el final de la lactancia son del 6,2 % y el 1,8 %, respectivamente. Esto provoca una exposición humana adicional a las AF a través de la ingestión de productos lácteos contaminados. AFM1 ya se ha encontrado en la leche materna humana de madres lactantes que consumen alimentos contaminados con AFB 1.
De manera similar, los FB producidos por Fusarium tienen una variedad de efectos tóxicos en el ganado, que incluyen apoptosis, neurotoxicidad, inmunotoxicidad, toxicidad en tejidos y órganos, toxicidad reproductiva y carcinogenicidad. Además de inducir varios trastornos por sí sola, la FB1, el componente más frecuente y tóxico del grupo de las FB, también potencia los efectos tóxicos cuando se combina con otras micotoxinas, como las AF. El mecanismo tóxico de FB1 es complejo y aún no se ha dilucidado por completo. Su toxicidad modula el metabolismo de los esfingolípidos e induce estrés oxidativo celular, lo que conduce a la producción y acumulación de radicales libres aeróbicos que no son neutralizados por los antioxidantes celulares. Estos radicales libres provocan peroxidación lipídica y deterioro oxidativo del ADN, así como reducciones de glutatión y peroxidasa, y superóxido dismutasa, comprometiendo la actividad fisiológica de los tejidos celulares.
Métodos de descontaminación
Para evitar los riesgos para la salud que plantean las micotoxinas, más de 60 países han establecido niveles máximos permitidos para estos contaminantes en los alimentos para animales lecheros, así como para AFM1 en la leche y los productos lácteos. Sin embargo, la falta de implementación de medidas preventivas adecuadas para evitar la contaminación por micotoxinas en el alimento puede requerir estrategias adicionales para prevenir la aparición de estas toxinas, como la quimisorción a través de fuentes minerales o biológicas para reducir la biodisponibilidad de las micotoxinas en la dieta.
Varios estudios se han centrado en los métodos de descontaminación para AFM 1, debido a la alta estabilidad de esta toxina durante los tratamientos térmicos convencionales utilizados en el procesamiento de lácteos. Además, comprender la presencia de múltiples micotoxinas en el alimento del ganado lechero es crucial para desarrollar métodos analíticos precisos y confiables para detectarlas y brindar información aceptable sobre la degradación o eliminación de micotoxinas del alimento o los productos lácteos. Este conocimiento permite la implementación de estrategias para mitigar los problemas económicos y de salud causados por las micotoxinas en la industria láctea.
Teniendo en cuenta los riesgos de las Micotoxinas en la industria láctea, existen cada vez más estudios sobre la contaminación por micotoxinas, la exposición de los animales lecheros a las micotoxinas en la dieta y las nuevas metodologías analíticas para la identificación de micotoxinas en matrices de alimentos lácteos.